martes, 18 de mayo de 2010

Reserva Nacional Pacaya - Samiria

Pacaya-Samiria, un gigantesco reino acuático amazónico y la mayor de las áreas naturales protegidas del Perú, es el escenario de un viaje único. Una travesía que recorre lagos, ríos y trochas en los que la vida es tan exuberante que deja sin aliento al más curtido de los viajeros. Una tierra que pasa la mitad del año sumergida bajo el agua, un territorio de bandadas colosales y criaturas fabulosas que lo escudriñan todo desde la oscuridad, que retozan apacibles en las plateadas aguas o que viven cada día la lucha por la supervivencia, alejadas de toda interferencia humana. Sus selvas son también el escenario de denodados esfuerzos de hombres preocupados por su futuro que han hallado en la conservación de la naturaleza la clave para forjar un nuevo horizonte para el bosque y sus familias. Lo invitamos a unirse a nosotros en este recorrido fantástico.




Si Brasil tiene el Pantanal y Botswana el delta de Okavango, el Perú se puede sentir orgulloso de contar con Pacaya-Samiria entre sus áreas naturales protegidas. Más de dos millones de hectáreas de lagos, cochas, pantanos y humedales confluyen en este mágico lugar para convertirse en un verdadero imán para la vida silvestre acuática. Y no nos referimos sólo a los centenares de especies de peces -desde los gigantescos paiches de 200 kilos hasta los minúsculos peces ornamentales-, sino a la variada y colorida fauna que depende del agua para sobrevivir.




Todo viaje por alguno de sus ríos o lagos ofrece al viajero la oportunidad de observar al menos dos especies de caimanes: el abundante blanco de los ríos poco profundos y el majestuoso negro de las cochas de agua tranquila. Las tortugas, entre ellas la charapa y la taricaya, símbolos de la Amazonia loretana, son quizá las que mejor representan a la fauna de los lagos selváticos.




También está la anaconda o simplemente la yacumama, la “madre del agua”, como la conocen por aquí: un gigante de hasta 10 metros de largo que es capaz de engullir a un ciervo y digerir incluso sus cuernos y pezuñas. Si de simpatía se trata, el premio se lo llevan los delfines de río, ya sean el rosado o el gris, también conocido como tucuxi. Sus piruetas al seguir las embarcaciones o, simplemente, su presencia que añade belleza a los lagos, los convierten en los favoritos de todo aquel que recorra estos húmedos parajes. El mundo acuático de Pacaya-Samiria guarda entre sus sorpresas a algunos ilustres habitantes. Uno de ellos es, sin duda, el manatí o vaca marina, apacible residente de los lagos que se alimenta de enormes cantidades de plantas flotantes y llega a alcanzar los 400 kilos de peso.




Pacaya-Samiria se ubica a 183 kilómetros al suroeste de Iquitos. Su fauna es abundante: existen 130 especies de mamíferos; 330 especies de aves; 150 especies de reptiles y anfibios, y 250 especies de peces. Su flora es variada y exuberante, habiéndose identificado hasta el momento cerca de 850 especies, con una nutrida presencia de palmeras y 22 especies de orquídeas. Fue declarada reserva nacional en febrero de 1982, para conservar sus valiosos recursos de flora y fauna, así como sus bellos paisajes.