El puerto de Bellavista, en Iquitos, ha convertido la ceremonia de la ayahuasca o Soga de los Muertos, en uno de los rituales más emblemáticos dentro de su novedosa propuesta de turismo. Brujos y chamanes de la montaña se trasladan hasta la rotonda de la Ayahuasca y, con la complicidad de la noche, acompañados de brebajes y cánticos, desnudan uno de los más representativos misterios de la Selva, buscando purificar sus cuerpos, curarlos de diversas enfermedades o simplemente tener increíbles alucinaciones. Algunos de estos chamanes son reconocidos a nivel mundial, ya que su trabajo es admirado de cerca por decenas de turistas que acuden a ellos cada mes. Su fama ya ha traspasado fronteras, al punto de que su arte ya se publicita en páginas de internet.
Durante la ceremonia, la gente se sienta en semicírculo a ambos lados del chamán. Una vez acomodados, éste se levanta y crea un círculo energético con el humo del mapacho (cigarro de tabaco verde) para proteger el lugar de influencias energéticas negativas. Luego muestra la ayahuasca y coloca los utensilios ceremoniales sobre un tapete en el suelo, donde se conformará el altar. Enciende de nuevo el mapacho (que suele apagarse si no se aspira de modo continuado) y comienza a cantar un Ícaro y, el ritual se hace cada vez más intenso. Por último, el chamán llamará a los asistentes uno por uno. Se le irán acercando y realizará la llamada curación, que consiste en limpiar todo lo negativo, llenar el cuerpo de energía limpia y sellarlo para que ésta no escape. La ceremonia termina cuando todos los asistentes han sido limpiados y curados.
Muchos tienen alucinaciones incomprensibles y relatan haberse visto a sí mismos en épocas desconocidas. Cada día son más los adeptos al turismo místico, sin embargo las terapias alternativas, ofrecidas por el Perú, son tan insólitas para el mundo occidental que aun escapan a su logística.
Durante la ceremonia, la gente se sienta en semicírculo a ambos lados del chamán. Una vez acomodados, éste se levanta y crea un círculo energético con el humo del mapacho (cigarro de tabaco verde) para proteger el lugar de influencias energéticas negativas. Luego muestra la ayahuasca y coloca los utensilios ceremoniales sobre un tapete en el suelo, donde se conformará el altar. Enciende de nuevo el mapacho (que suele apagarse si no se aspira de modo continuado) y comienza a cantar un Ícaro y, el ritual se hace cada vez más intenso. Por último, el chamán llamará a los asistentes uno por uno. Se le irán acercando y realizará la llamada curación, que consiste en limpiar todo lo negativo, llenar el cuerpo de energía limpia y sellarlo para que ésta no escape. La ceremonia termina cuando todos los asistentes han sido limpiados y curados.
Muchos tienen alucinaciones incomprensibles y relatan haberse visto a sí mismos en épocas desconocidas. Cada día son más los adeptos al turismo místico, sin embargo las terapias alternativas, ofrecidas por el Perú, son tan insólitas para el mundo occidental que aun escapan a su logística.